domingo, 22 de marzo de 2015

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Un amor más allá del amor
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro
de la soledad y la compañía.
Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido a los fogonazos
de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.
Un amor para estar juntos
o para no estarlo,
pero también para todas las posiciones intermedias.
Un amor como abrir los ojos.
Y quizás también como cerrarlos.

Roberto Juarroz

miércoles, 11 de marzo de 2015

El ser de ser-en-otro

Cuando la inspiración se extiende desde un abajo no propio,
perdemos la costumbre comprensible de la espera
y vemos cómo una pupila
puede mirar con nuestra voz y socavar, con ella,
hasta su raíz más profunda.
Cuando las manos dejan de ser un motor a tinta y
develan el tacto de una caricia que las mutila,
caemos en la cuenta de que nuestra creación nos persigue
desde un tiempo equidistante hasta nuestra piel.
Entonces trepamos la poesía sobre
escalones de cuerpos ajenos
volviéndola una inflexión,
un espacio de confesión,
una excusa eyectada por el suspiro
que nos nace del deseo.

Desnudamos el sentido primario
de las palabras y su impulso superior
para revelar que aquello que nos consume
culmina en la pasión irrefrenable de eso auténtico
que no nos mata
nos descubre.

sábado, 7 de marzo de 2015



Tu ausencia es el borde
de una pared que detiene al viento
y fabrica con él dos largos túneles
de cuyo fondo volverán tus ojos.
Tu ausencia me suelta
una piel imposible,
que sólo viviría
en la temperatura que se fue con tus manos.
Y en cambio me ata
esta piel que me aprieta los tobillos
y me desemboca locamente
en el costado fiel del corazón.


Tu ausencia me hace llover encima mío
el espacio que queda entre la lluvia.


Roberto Juarroz

domingo, 1 de marzo de 2015

Fluir

Aún en la mayor de las quietudes,
en esa inmensidad como témpano que
nos congela hasta el suspiro,
sobrevive el más íntimo impulso que,
mientras, se deja poseer
por la concreción del hábito,
por el orden inmaculado,
por el sinrazón.
Aún sobre las grandes planicies
podemos escalar a paso firme
lo volátil de un estímulo,
el periplo secular de este temor,
lo inerte.
Ni atando los extremos
de una realidad enmarcada,
podríamos establecer el devenir de nuestros días.