domingo, 17 de octubre de 2010

La vida misma..

Buenos son los dias en los que no se recuerda mas que quien sos y a quienes tener. Y empezas tu rutina sin que te agobie el protocolo intenso que energicamente llevamos todos.
Malos son aquellos es los que no queres que amanezca y miras tu despertador rogándole que no suene. Y empezás tu rutina odiándola por ser tan monótona e inexpresiva. O directamente no la empezás.
Hay quienes creen que pensar demasiado hace mal. Me pregunto yo... no pensar ¿qué hace de extraordinario?... Llevar una vida sin diálogo interno, sin anhelos, sin miedos, ni expectativas de un futuro cercanamente lejano.
Preparo el mate mas rico de mi día para que quien lo tome sienta el placer del compartir un momento alegre y relajado. Me esmero porque la cena salga estupenda para agazajar a quienes aprecio y hacer de una noche sin ton ni son, la noche de las anécdotas.
Recibo la noticia más esperadamente mortífera de mis últimos años de vida y me tiro de cabeza a la pileta mas profunda y vacía. Donde no existe monotonía, rutina, ni retorno. De vez en cuando la razón me hace volver unos instantes, pero hubiese preferido quedarme ahi abajo. No me pierdo de nada.
Sí, te perdes de mucho.. gritan voces allá a lo alto.
¿Será verdad?
Y vuelvo a intentar una vez más, pero siempre vuelvo a la frustración de mi pileta profunda y vacía.
Puede que no tenga sentido, pero reintentar muchas veces es innecesario y hasta ilógico. ¿Para que intentar con algo que nunca sirvió?
Mas al dia siguiente, o no recuerdo ya cuantos habrían pasado, nado tan pasionalmente que me veo en la superficie de mi lucha nuevamente. Y recuerdo que el valor de volver a subir, son aquellos a quienes tan pacientemente atendí y los que tomaron mis dudas y se alimentaron de mi amor.
¿Quién dijo que somos seres simples y estables?, quienes lo fuesen no pertenecen a esta quietud a la que llaman vida, que es una estancada manera de progreso y retroceso contínuo la cual nos lleva siempre hacia el mismo lugar.