jueves, 18 de octubre de 2012

Pasajeros

Volátiles, sensibles a la vida, andamos vistiendo lo que no dejamos ser. Miramos desde otros ojos, sin ver que gastamos la libertad ajena, y coartamos la que nos pertenece. Y nos creemos eternos, omnipotentes, dueños de una vida prestada. Portamos demasiada arrogancia para enfrentar verdades, acarreamos bastantes temores para advertir falsedades.
Sustancias temporales, eso somos. No más, no menos. Partículas futuras que permanecerán en el aire, flotando ajenas de un tiempo al que ya no pertenecen. Hacia un destino que no forjaremos, hacia un anhelo al que no soñaremos. 
Trozos de un alma arrepentida serán perdidos entre la lluvia y la húmeda polvareda. Vestigios sin chance de vacilación, inapelables, pero no por ello olvidados. Pues recordarán a nuevas voces, lo crueles y vanos que fuimos.

viernes, 12 de octubre de 2012

No hablo de manos
ni de ojos,
no hablo de labios
ni de antojos.

Apelo al roce 

de una piel anestesiada,
aclamo el murmullo 
de tu pupila empañada.
Pretendo ahogarme en tu aliento
al esbozar la carcajada,
el ávido, oculto deseo
desvanecido de la nada.

Hablo de ser lo que son

las sombras enmascaradas.

miércoles, 3 de octubre de 2012

El silencio que despierta.

Y de repente todo calló. 
Se oscurecieron las voces y se apagaron los cantares. Una mano tenebrosa aplacó el sonido, enmudeciendo al mundo, cegando los oídos. Fue como si todo muriera de a poco, como si la vida se desvaneciera.
Ya no se oían los grillos, ni en silencio de la madrugada. El resonar de las gotas cesó por completo, aún en el auge de la tormenta. Todo vestigio de fulgor había desaparecido.
Pero la lluvia mojaba más y en mis manos podía sentirse la humedad, cuando las nubes empujaban al sol. Mis ojos podían ver las intenciones, escondidas bajo la lengua, y los deseos, envueltos por el viento en los cabellos risueños de la mañana.
Podía verse, bajo mis pies, crecer fértiles esperanzas que trazaban un camino hacia el sentir.