de dejarlo todo
de ahogar el silencio
de exhortar la mirada
a la tierra y al viento.
Ya va siendo hora
de liberar los sentidos
y desplegar los brazos
de cantarse los deseos
y de sembrar los pasos.
Momento inquieto de
despedazarse y
dejar en el camino
las partes que
una a una
tomen parte
y sean
principio
como un anhelo jadeante.
Instante prematuro de
frágiles certezas y
dudas interminables que
dudas interminables que
como fin se muestran
tras un pulso irrevocable
que no deja de latir
entre pupilas humeantes.
Ya es tiempo de
caer ante
la muerte sórdida que
hirviendo nos nace.
