jueves, 6 de diciembre de 2012

Diría que fue el tiempo
el que apostó a mis pasos,
y que incitó a mis manos
a recorrer sus brazos.

Él presagió algún mañana
desplegando horas abstractas
que sin reproches transcurrirían
algo frágiles e intactas.

Pero agotó las premisas
que dieron principio al camino,
se va el tiempo, pero esta vez,
no es conmigo.

Y las voces se vuelven lejanas,
y hacen del ruido un silencio,
desterrando aquellas almas
que he visto y ya no encuentro.