lunes, 25 de julio de 2016

Somos una construcción

La genealogía ha sido impune por su condición de lazos comprobables sin haberse detenido en que éstos son meros accidentes de nuestra especie. Nada tiene que ver la relación biológica con el vínculo que, posterior al encuentro sanguíneo, se construye. La primera relación es un hecho meramente físico, concreto, irreversible pero sí al azar. No elegimos nacer como tampoco elegimos a quien traemos a la vida. La segunda relación, en cambio, se desprende de la más volátil abstracción, cae desde lo profundo de nosotros hacia las alturas que desee alcanzar; y cuando ya no sienta más su deseo de subir, podrá elegir entre bajar o detenerse y hasta, quizás, cambiar de escaleras.
Lo concreto que nos vincula con el resto de los humanos no nos hace dueños ni propiedad de nadie.
Lo abstracto que nos vincula con el resto de los humanos nos permite elegir y construir un amor con las formas que queramos darle.
No hay sentimientos innatos.
Hasta aquello que parece inaccesible se puede elegir, no entrando.

viernes, 1 de julio de 2016

La palabra que enarbolamos
puede que haya sometido
al primitivo pero auténtico impulso
de alzarse, sin utilidades
ni necesidades,
hacia esa praxis que,
de tan inexplicable,
conmueve.

Cuando podamos emanciparnos
de este lenguaje que nos corroe,
tal vez demos un paso más cerca
de aquello que
de tan real es irreproducible,
y así, entonces,
la vida sea algo más
que una narración 
parcialmente contada
y se transforme- ni más ni menos-
que en aquello que es:
( a criterio de cada percepción).