En la lucha cotidana por defender a la madre justicia, oportunistas enceguecen nuestros sentidos con blasfemias, sin importarles lucrar con la fé de las personas que solo necesitan mostrar su verdad... la verdad que todos buscan.
Las incoherencias nos invaden y la falsedad absurda, de aquellos que deberían defender la absoluta tranquilidad de nuestro pueblo, se reproduce de manera ínfima, corrompiendo a las promesas y hasta sus burocráticas desiciones bien conocidas como leyes. Pero la lucha cotidiana por sacar las marginadas palabras del silencio, sigue en pie transcurriendo calles ya intransitadas, debido a formaciones civiles intentándo reavivar oídos sordos.
Y gigantescas pancartas, van al ritmo de la agobiante caminata que pareciera nunca acabar. Aún asi, nadie escucha, nadie lee. Todavia no pudimos encontrar esa mano, limpia de culpa y de esa frívola mentira sinsentido, que empuje a los culpables y acompañe a los luchadres que solo víctimas, en esta hisoria, son.
Manejados por papeles, tomamos vía legal hacia nuestro objetivo, creyendo que algún dia ese camino no cubrirá las promesas de sucias pero abstractas mentiras que siguen malaventurando nuestras esperanzas de crear una sociedad mejor.
Hoy por hoy, justicia y verdad son enemigas.
La justicia poderosa en adquicisión y energía, influenciada por aquellos que solo buscan su conveniencia sin importar el sufrimiento ajeno, sigue arrasando con este mundo interesado y egoísta. Mientras que la agotaday desilusionada verdad , es marginada por ser la discreción desinteresada pero transparente, que pide a gritos hacerse oír tras seguir con sus firmes pero cansados pasos...
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