jueves, 19 de julio de 2012

El lado oscuro

  Sentí como si de repente el mundo fuese a estallar y un alma negra y peligrosa penetrase mi ser. Corrí detrás de mi sombra. Corrí tan rápido que silencié hasta el sonido de mis pies chocando contra el asfalto. Cuando me incorporé, luego de tragar el oxígeno áspero, ya estaba muy lejos de casa.
  No puedo entender cómo pasó ni por qué lo hice. Sólo puedo describir esa sensación que me consumió por completo y llenó mis venas de un calor sofocante que no me dejaba en paz. Comprendía de veras que lo que había hecho era grave, que a partir de ese momento mi etiqueta cambiaría de nombre. Me había convertido en una asesina, no existía el retorno. Ya no había suerte alguna, ni todopoderoso que salvase mi alma corrompida por los años.
  Cientos de imágenes volviéronse a mi abrumada cabeza, de una forma tan cruel, que mi conciencia parecía querer vengarse de lo que mis manos habían hecho. Intenté recordar, quise localizar el momento exacto en el cual ese pensamiento siniestro se apoderó de mí. Pero no hubo caso, más intentaba recordar y más me desvanecía. Todo este asunto parecía dejarme sin fuerzas.
  Realmente creo conocerme muy bien y sé que sería incapaz de cometer un acto semejante, a menos que esa persona a la que los espectadores llaman "víctima" no lo sea, sino fuese por su condición de fallecida. Y si vamos al caso, esa mujer con ojos de cielo tiene de víctima lo que yo de inocente. Era tan egoísta, de sentimientos herméticos y tan hermosa, que merecía morir. Era perfectamente imperfecta y despertaba pasiones indestructibles que amenazaban con arrasar cualquier vestigio de serenidad. Fue su culpa, ella me incitó y yo caí en la trampa. Pero ahora toda esa locura se va con ella, dejando en el aire partículas de un recuerdo aterrador y la vez excitante, porque realmente era irresistible. Así se marchó, con su inmaculada y joven belleza.
  Pensar en todo esto me provoca vértigo, prefiero no hablar más de ello. Sería mejor olvidar a esa perversa mujer que tanta angustia trajo a mi vida, provocando destrozos en mis momentos de armonía.
  Seguramente me condenen por esto, soy una demente peligrosa para la sociedad. Pero si así lo soy, ¿por qué toda esta gente está llorando a mi alrededor?

No hay comentarios: