miércoles, 14 de noviembre de 2012

El movimiento es afuera

Hay algo que nos detiene. Existe, escondida, una fuerza invisible que separa al espíritu inquieto del cuerpo inmanente. Es eso que hace que nuestros sentidos no afloren y que la conciencia huya, como preservando la vida del verdadero vivir. 
Quisiera matarlo cuando asoma por las tardes atareadas, cuando corrompe la armonía con su irascible monotonía y su desgano recurrente. Se torna más fuerte la quietud que el furtivo cambio.
No sé que es, desconozco su nombre. Mas puedo afirmar, que ese halo de vulgar esclavitud, vuelve irreconciliable las mentes y genera una metamorfosis en el aire que desfigura los sentidos. Transfigura los rasgos, hasta hacer desaparecer la esencia humana.
Entonces los cuerpos se volatilizan entre el absurdo cotidiano, el pensamiento responde a las órdenes de una omnipotencia invisible, los sentimientos se vuelven utopía, y yo lo sigo intentando.

No hay comentarios: