separa pedazos de la razón
que estaban sumidos,
embutidos entre tanto palabrerío.
Los huecos reorganizan enfoques
alertan los sentidos,
redireccionan los pasos,
reinventan vanos caminos.
Retroceder no es cobarde,
es atreverse al reencuentro
dando tregua a los recuerdos
que desnudan las verdades.
Promisorio desentierro
de un tiempo frío,
de un aire quieto.
La extraña resurrección de
una muerte que vive
para recordarnos el dolor
que cuesta llegar a la luz
que nos revive.
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