Protestar ante las causas
como embistiendo el pasado,
restaurar las esperanzas
con el llanto y la canción.
Dominar los espesores
de un tiempo que fue y volvió,
buscar entre inmensidades
alguna que otra razón.
Pero la calma no cesa
envuelve, así, los sonidos
que intensos e inofensivos
me arrastran hasta el olvido.
Distante está tu presencia
de los fulgores del tiempo
que murieron y renacieron
de aquella nada a tu ausencia.
Y entendí las consecuencias
con esta absurda enteresa
descubrí los recovecos
de la piel sin anestesia.
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