No había testigo
que pudiera sostener
tal existencia.
No eran.
Se sucedían
simple e irremediablemente
tal y como sus miradas
embebidas en voluntad
lo proponían.
No eran.
Despojados de toda intención,
sus manos
se volvieron herramienta
y sus almas,
volátil mármol.
Una secuencia eterna
que se alzaba sobre el infinito
y bajaba hasta él,
sacudió al ojo incrédulo.
Sin embargo,
ahí estábamos...
viviendo.
sábado, 3 de octubre de 2015
lunes, 24 de agosto de 2015
Sentimos;
y alguien-
desde un espacio inconcluso-
corrompe,
disiente,
interpela,
nos contraria la existencia,
siente.
Entonces,
sucede que
una grieta nos desgarra y
deshoja
gota
a
gota
nuestras venas.
Es ahí,
durante ese períplo de huecos
cuando nos reconocemos
como piezas de algo más.
La grieta
se vuelve disfuncional y
en vez de separarnos
nos mezcla.
y alguien-
desde un espacio inconcluso-
corrompe,
disiente,
interpela,
nos contraria la existencia,
siente.
Entonces,
sucede que
una grieta nos desgarra y
deshoja
gota
a
gota
nuestras venas.
Es ahí,
durante ese períplo de huecos
cuando nos reconocemos
como piezas de algo más.
La grieta
se vuelve disfuncional y
en vez de separarnos
nos mezcla.
martes, 11 de agosto de 2015
jueves, 6 de agosto de 2015
miércoles, 29 de julio de 2015
Huérfanos de razón
Subversiva,
infinita y
promiscua,
la contingencia del devenir
se empeña
en darle un rostro
al fundamento.
¿Por qué
esta falsa necesidad de
encontrar raíz bajo las suelas?
Quien eyecte la causalidad
ha de tener
múltiples identidades.
infinita y
promiscua,
la contingencia del devenir
se empeña
en darle un rostro
al fundamento.
¿Por qué
esta falsa necesidad de
encontrar raíz bajo las suelas?
Quien eyecte la causalidad
ha de tener
múltiples identidades.
viernes, 24 de julio de 2015
Somos texto
La lectura manifiesta
desde un final (incompleto)
hacia un principio inmaculado
propone establecer un
sentido teleológico a
nuestra existencia.
Emanciparnos del ojo productivo
quizás, nos exorcice de
la idea seriada de nosotros mismos y
habilite al pensamiento que nace
del arrojo casi instintivo.
Dentro de cada imposibilidad
reside la posibilidad
de romper con la idea
que nos limitó el mundo.
desde un final (incompleto)
hacia un principio inmaculado
propone establecer un
sentido teleológico a
nuestra existencia.
Emanciparnos del ojo productivo
quizás, nos exorcice de
la idea seriada de nosotros mismos y
habilite al pensamiento que nace
del arrojo casi instintivo.
Dentro de cada imposibilidad
reside la posibilidad
de romper con la idea
que nos limitó el mundo.
domingo, 19 de julio de 2015
lunes, 15 de junio de 2015
Que sea
Digo no
a la poesía de cartón,
vana,
soberbia,
resuelta,
cínico adorno
de la mirada indiferente y
del eco conservador.
Digo no
al verso parche,
liso,
prolijo,
burgués;
no al muro
ni al puente clausurado,
no al cemento
ni al tallo talado.
Que sea, pues, poesía
un callo,
sangre,
hueco y humedad.
Que sea
un silencio humilde,
olor a tierra,
un porvenir de vibraciones,
basural.
Porque poesía es,
insisto,
la más honda incomodidad.
a la poesía de cartón,
vana,
soberbia,
resuelta,
cínico adorno
de la mirada indiferente y
del eco conservador.
Digo no
al verso parche,
liso,
prolijo,
burgués;
no al muro
ni al puente clausurado,
no al cemento
ni al tallo talado.
Que sea, pues, poesía
un callo,
sangre,
hueco y humedad.
Que sea
un silencio humilde,
olor a tierra,
un porvenir de vibraciones,
basural.
Porque poesía es,
insisto,
la más honda incomodidad.
martes, 9 de junio de 2015
lunes, 25 de mayo de 2015
Indefinición
Locura: viene del sufijo "-ura" sobre la palabra "loco". Ésta proviene, posiblemente, del término árabe layqa que significa "tontas, estúpidas".
Locura: estado anómalo que coloca al ser humano en una cima profunda, por debajo de los signos de una lengua conocida que, sin embargo, por alguna razón no comprende. Mas quien padece de esta condición sólo se ve perdido entre el encuentro masivo. Su palabrerío resulta inconcebible para la burguesa sensatez de escritorio o para la cobarde contemplación.
La locura circula, fresca y altiva, por los baldíos revestidos de charquitos; se cuelga entre las manchas de humedad de las paredes que absorbieron aquellas voces que pocos se atrevieron a escuchar.
A diferencia de lo normal, la locura tiene formas y contenidos sumamente particulares. Cada loco será pleno a su modo y a su deseo; consonante, disonante o en silencio, el loco cantará con la boca, con las manos o con el vientre.
La locura baila en la música que resulta ruidosa para el oído apático.
La locura es la verdad no legitimada.
Locura es el sinsentido hacia un sentido más hondo (hacia abajo, hacia arriba y a los costados también hay profundidad).
Locas son estas palabras que vaya a saber a dónde quieren llegar..
...y aún insistimos en resolvernos normales.
Locura: estado anómalo que coloca al ser humano en una cima profunda, por debajo de los signos de una lengua conocida que, sin embargo, por alguna razón no comprende. Mas quien padece de esta condición sólo se ve perdido entre el encuentro masivo. Su palabrerío resulta inconcebible para la burguesa sensatez de escritorio o para la cobarde contemplación.
La locura circula, fresca y altiva, por los baldíos revestidos de charquitos; se cuelga entre las manchas de humedad de las paredes que absorbieron aquellas voces que pocos se atrevieron a escuchar.
A diferencia de lo normal, la locura tiene formas y contenidos sumamente particulares. Cada loco será pleno a su modo y a su deseo; consonante, disonante o en silencio, el loco cantará con la boca, con las manos o con el vientre.
La locura baila en la música que resulta ruidosa para el oído apático.
La locura es la verdad no legitimada.
Locura es el sinsentido hacia un sentido más hondo (hacia abajo, hacia arriba y a los costados también hay profundidad).
Locas son estas palabras que vaya a saber a dónde quieren llegar..
...y aún insistimos en resolvernos normales.
jueves, 21 de mayo de 2015
Capas
Quietud. Instante prematuro de consciencia donde damos cuenta que no hemos aprendido nada.
Las pisadas atraviesan las mismas huellas, las cortinas desteñidas continúan vistiendo de forma ridícula las ventanas por las cuales nadie se asomó jamás, y las manos, esas palas vueltas hacia adentro, mutilan todavía la garganta disonante.
Hubo alguna vez una mirada, que conmovida, celebró los movimientos inocuos, los disparates, la respuesta porque sí. Tiempo después, la guerra.
Se volvieron enemigos los ecos pensantes, los argumentos y el reposo. ¿Qué sucedió entre tanto todo previsto y tanta nada exiliada?
Es preciso, vuelva a este detenimiento que pareció haber durado una vida para surcar por debajo de los talones, para desmantelar las ventanas, desnudarlas, desanudarlas, abrirlas y cerrarlas a nuestro antojo hasta saciarnos de una contemplación inminente.
Mientras sigan naciendo las horas habrá espacios atemporales, rincones no-natos, una vida al margen.
Ambas dimensiones nos son desconocidas. Ambas dimensiones nos constituyen.
Las pisadas atraviesan las mismas huellas, las cortinas desteñidas continúan vistiendo de forma ridícula las ventanas por las cuales nadie se asomó jamás, y las manos, esas palas vueltas hacia adentro, mutilan todavía la garganta disonante.
Hubo alguna vez una mirada, que conmovida, celebró los movimientos inocuos, los disparates, la respuesta porque sí. Tiempo después, la guerra.
Se volvieron enemigos los ecos pensantes, los argumentos y el reposo. ¿Qué sucedió entre tanto todo previsto y tanta nada exiliada?
Es preciso, vuelva a este detenimiento que pareció haber durado una vida para surcar por debajo de los talones, para desmantelar las ventanas, desnudarlas, desanudarlas, abrirlas y cerrarlas a nuestro antojo hasta saciarnos de una contemplación inminente.
Mientras sigan naciendo las horas habrá espacios atemporales, rincones no-natos, una vida al margen.
Ambas dimensiones nos son desconocidas. Ambas dimensiones nos constituyen.
jueves, 14 de mayo de 2015
La mentira tiene patas cortas y demás verdades
Habrá un momento
en que la realidad vigente,
vuelta un montón de nada,
sucumba ante el mundo posible.
Habrá un momento
donde la palabra ya no baste
y sea preciso vociferar
con la tierra en la piel.
Habrá un instante de grietas,
de absurdas consciencias tristes,
que salvarán momentos
paridos por la ausencia.
Hay algo en esta belleza
que es más cruel que la carne herida.
Hasta por debajo de mi voz
existe un halo que me desmiente
reinventándome.
en que la realidad vigente,
vuelta un montón de nada,
sucumba ante el mundo posible.
Habrá un momento
donde la palabra ya no baste
y sea preciso vociferar
con la tierra en la piel.
Habrá un instante de grietas,
de absurdas consciencias tristes,
que salvarán momentos
paridos por la ausencia.
Hay algo en esta belleza
que es más cruel que la carne herida.
Hasta por debajo de mi voz
existe un halo que me desmiente
reinventándome.
viernes, 24 de abril de 2015
Cuando las fronteras se desvanecen
es preciso vislumbrar por debajo
del límite que quedó trunco.
Cuando el impulso de la intervención
pone al muro horizontal,
se pueden construir escaleras con los miedos.
Aquello que delimita
desune lo tuyo y lo mio.
Aquello que no-limita
permite el fluir de lo nuestro.
es preciso vislumbrar por debajo
del límite que quedó trunco.
Cuando el impulso de la intervención
pone al muro horizontal,
se pueden construir escaleras con los miedos.
Aquello que delimita
desune lo tuyo y lo mio.
Aquello que no-limita
permite el fluir de lo nuestro.
jueves, 23 de abril de 2015
¿Qué nos abre la mirada?
Tal vez, la llave sea
el alma en suspensión,
el vapor de la sangre que nos hierve,
la razón que nos huye de la piel.
¿Qué nos enciende la piel?
Puede que sea
un deseo irrastreable,
el fuego incandescente de la idea,
la sensación que nos rebota de la voz ajena.
Detrás de las cosas
yace el motor que las eyecta,
huella vacía que nos agrieta los pasos.
Detrás de lo sensible
está germinando la cosecha.
Una vez más, la pregunta
nos deja los rastros mezclados
para andarlos y desandarnos.
Una vez más, la pregunta
nos deja.
Tal vez, la llave sea
el alma en suspensión,
el vapor de la sangre que nos hierve,
la razón que nos huye de la piel.
¿Qué nos enciende la piel?
Puede que sea
un deseo irrastreable,
el fuego incandescente de la idea,
la sensación que nos rebota de la voz ajena.
Detrás de las cosas
yace el motor que las eyecta,
huella vacía que nos agrieta los pasos.
Detrás de lo sensible
está germinando la cosecha.
Una vez más, la pregunta
nos deja los rastros mezclados
para andarlos y desandarnos.
Una vez más, la pregunta
nos deja.
viernes, 17 de abril de 2015
Quién dijo que el hogar
termina en el afuera
y comienza en el umbral,
quién sentenció que el amor
nace en el cuerpo
y se acaba en el soltar.
Quién se atrevió
a subestimar lo espontáneo,
quién enalteció la razón
e idealizó la palabra,
quién se burló del silencio.
Quién será el que,
sin tapujos ni prejuicios,
se atreva a responder sin ojos ajenos.
viernes, 3 de abril de 2015
El silencio que te nombra
El nombre
que le damos a las cosas
nos aleja de su esencia
y la vuelve absurda,
herrumbre,
cosa.
No basta con tener
un rejunte de tercos fonemas
para encriptar este aire
de viva transparencia.
Y es que el sonido
en que te encierro
te libera cuando callo,
mas cuando intento evocar
la luz que tu presencia deja
tu voz se aleja.
que le damos a las cosas
nos aleja de su esencia
y la vuelve absurda,
herrumbre,
cosa.
No basta con tener
un rejunte de tercos fonemas
para encriptar este aire
de viva transparencia.
Y es que el sonido
en que te encierro
te libera cuando callo,
mas cuando intento evocar
la luz que tu presencia deja
tu voz se aleja.
domingo, 22 de marzo de 2015
55
Un amor más allá del amor
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro
de la soledad y la compañía.
Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido a los fogonazos
de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.
Un amor para estar juntos
o para no estarlo,
pero también para todas las posiciones intermedias.
Un amor como abrir los ojos.
Y quizás también como cerrarlos.
Roberto Juarroz
Un amor más allá del amor
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro
de la soledad y la compañía.
Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido a los fogonazos
de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.
Un amor para estar juntos
o para no estarlo,
pero también para todas las posiciones intermedias.
Un amor como abrir los ojos.
Y quizás también como cerrarlos.
Roberto Juarroz
miércoles, 11 de marzo de 2015
El ser de ser-en-otro
Cuando la inspiración se extiende desde un abajo no propio,
perdemos la costumbre comprensible de la espera
y vemos cómo una pupila
puede mirar con nuestra voz y socavar, con ella,
hasta su raíz más profunda.
Cuando las manos dejan de ser un motor a tinta y
develan el tacto de una caricia que las mutila,
caemos en la cuenta de que nuestra creación nos persigue
desde un tiempo equidistante hasta nuestra piel.
Entonces trepamos la poesía sobre
escalones de cuerpos ajenos
volviéndola una inflexión,
un espacio de confesión,
una excusa eyectada por el suspiro
que nos nace del deseo.
Desnudamos el sentido primario
de las palabras y su impulso superior
para revelar que aquello que nos consume
culmina en la pasión irrefrenable de eso auténtico
que no nos mata
nos descubre.
perdemos la costumbre comprensible de la espera
y vemos cómo una pupila
puede mirar con nuestra voz y socavar, con ella,
hasta su raíz más profunda.
Cuando las manos dejan de ser un motor a tinta y
develan el tacto de una caricia que las mutila,
caemos en la cuenta de que nuestra creación nos persigue
desde un tiempo equidistante hasta nuestra piel.
Entonces trepamos la poesía sobre
escalones de cuerpos ajenos
volviéndola una inflexión,
un espacio de confesión,
una excusa eyectada por el suspiro
que nos nace del deseo.
Desnudamos el sentido primario
de las palabras y su impulso superior
para revelar que aquello que nos consume
culmina en la pasión irrefrenable de eso auténtico
que no nos mata
nos descubre.
sábado, 7 de marzo de 2015
Tu ausencia es el borde
de una pared que detiene al viento
y fabrica con él dos largos túneles
de cuyo fondo volverán tus ojos.
Tu ausencia me suelta
una piel imposible,
que sólo viviría
en la temperatura que se fue con tus manos.
Y en cambio me ata
esta piel que me aprieta los tobillos
y me desemboca locamente
en el costado fiel del corazón.
Tu ausencia me hace llover encima mío
el espacio que queda entre la lluvia.
Roberto Juarroz
domingo, 1 de marzo de 2015
Fluir
Aún en la mayor de las quietudes,
en esa inmensidad como témpano que
nos congela hasta el suspiro,
sobrevive el más íntimo impulso que,
mientras, se deja poseer
por la concreción del hábito,
por el orden inmaculado,
por el sinrazón.
Aún sobre las grandes planicies
podemos escalar a paso firme
lo volátil de un estímulo,
el periplo secular de este temor,
lo inerte.
Ni atando los extremos
de una realidad enmarcada,
podríamos establecer el devenir de nuestros días.
en esa inmensidad como témpano que
nos congela hasta el suspiro,
sobrevive el más íntimo impulso que,
mientras, se deja poseer
por la concreción del hábito,
por el orden inmaculado,
por el sinrazón.
Aún sobre las grandes planicies
podemos escalar a paso firme
lo volátil de un estímulo,
el periplo secular de este temor,
lo inerte.
Ni atando los extremos
de una realidad enmarcada,
podríamos establecer el devenir de nuestros días.
sábado, 21 de febrero de 2015
Escribir por amor, y darlo todo en un suspiro maltrecho que persiga esta ansiedad en retroceso que levita entre lo dicho y su intención.
Escribir por capricho, con los ojos como manos y la cabeza en los pies. Injustificando la existencia mientras nos rebelamos ante una lógica que nos devora podríamos proclamarnos héroes.
Escribir por desdén; como si en cada trazo despojáseme la mente de los ecos moribundos de algún tiempo. Nos convencemos de la ausencia de destino y de verdad, nos desdecimos los actos y hasta daríamos nuestra voluntad porque el letargo se repliegue bajo la inercia de este sol.
Escribir por la pasión de desgajar cada capa de piel de este recuerdo que se agrieta de tan viejo y que transpira de resabios de dolor.
Escribir por seguridad. Porque es la única manera de palpar este presente tan ambigüo, de esquinas idénticas a la de esa tarde de verano. Porque así, dibujando palabras, puedo ver y verte y verme, y pretender que aún existo y que los muros que van cayendo intentan sostenerse de mi propensa integridad.
Para sentir la nostalgia en los huesos,
para reivindicar al mal visto deseo,
para juzgar mis propios actos,
y hacer del inconsciente un placebo,
para protegerme de aquello, de esto y de mí.
Para crear
escribo.
Escribir por capricho, con los ojos como manos y la cabeza en los pies. Injustificando la existencia mientras nos rebelamos ante una lógica que nos devora podríamos proclamarnos héroes.
Escribir por desdén; como si en cada trazo despojáseme la mente de los ecos moribundos de algún tiempo. Nos convencemos de la ausencia de destino y de verdad, nos desdecimos los actos y hasta daríamos nuestra voluntad porque el letargo se repliegue bajo la inercia de este sol.
Escribir por la pasión de desgajar cada capa de piel de este recuerdo que se agrieta de tan viejo y que transpira de resabios de dolor.
Escribir por seguridad. Porque es la única manera de palpar este presente tan ambigüo, de esquinas idénticas a la de esa tarde de verano. Porque así, dibujando palabras, puedo ver y verte y verme, y pretender que aún existo y que los muros que van cayendo intentan sostenerse de mi propensa integridad.
Para sentir la nostalgia en los huesos,
para reivindicar al mal visto deseo,
para juzgar mis propios actos,
y hacer del inconsciente un placebo,
para protegerme de aquello, de esto y de mí.
Para crear
escribo.
jueves, 5 de febrero de 2015
Evidencias
Claro que la inercia
quedó fuera de control y
terminó por controlarme,
claro que la luz quedó encendida y
hasta alumbra espacios que
ya no existen más;
y esta atención que se presta
ya no es precisa
y se pierde sola,
y estas manos,
-¡ay! ¡qué suplicio!-
que buscan y re buscan
lo que ya no puedo darles,
lo abstracto,
lo tardío.
Claro que el destiempo
es un tiempo
irresuelto y soluble,
capaz de darle forma
a aquellas piezas que
parecían no encajar en lo
automático de nuestro andar.
quedó fuera de control y
terminó por controlarme,
claro que la luz quedó encendida y
hasta alumbra espacios que
ya no existen más;
y esta atención que se presta
ya no es precisa
y se pierde sola,
y estas manos,
-¡ay! ¡qué suplicio!-
que buscan y re buscan
lo que ya no puedo darles,
lo abstracto,
lo tardío.
Claro que el destiempo
es un tiempo
irresuelto y soluble,
capaz de darle forma
a aquellas piezas que
parecían no encajar en lo
automático de nuestro andar.
lunes, 12 de enero de 2015
La plenitud es incompleta
Así es.
Estamos desmembrados de vida.
Cada región de nosotros,
de las que surcan las manos
y atraviesan la garganta,
es una prueba cabal de la extensión.
No termina el ser
con la pertenencia del cuerpo,
con la noción del idioma,
con la cédula de identidad.
Pues, nuestras piernas
son la apátrida tracción
que nos empuja,
que nos promueve.
Pues, nuestras voces
son el eco de la libertad que
nos posee y desposee,
nos mantiene y nos intercambia.
Es cierto.
No somos
un montón de células contenidas
ni tampoco carne dispuesta a conservarse.
La pretensión de mantenernos impunes
al calor del aire que nos envuelve,
a la humedad que se nos mete
por los recovecos inconexos entre la espera y la realidad,
no hace más que vaciarnos,
o peor,
no hace más que amoldarnos a una mecánica impersonal.
Y sí.
Estamos desmembrados de vida.
Porque la piel se agrieta de la experiencia cotidiana,
porque los ojos se gastan de observar caminos,
porque la voz se nos raspa de lucha y la boca de besos,
porque las piernas se alentan mas nunca dejan de andar.
Y cuanto más cerca,
menos cuerpo.
Y cuanto menos cuerpo,
más vivxs.
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